La integración de la inteligencia artificial en el proceso creativo de una empresa como la nuestra es, sin lugar a dudas, un tema que genera opiniones diversas. No puedo negar que soy un ferviente apasionado de la evolución tecnológica, incluso cuando esta puede influir en nuestra labor de una forma negativa, ¿o no?
Desde mis primeros pasos como freelance, siempre he creído que crear productos sin alma acabaría siendo cosa del pasado. Llámalo alma, razón de ser, o como prefieras. Pinterest está repleto de productos que, a pesar de su belleza estética, carecen de una esencia profunda, sin aportar nada significativo ni siquiera en el ámbito visual. Muchos de estos productos parecen desprovistos de propósito, aunque quizás soy yo quien no ha sabido encontrarlo.
Por eso, siempre he sostenido la importancia de construir una marca, un marco regulatorio que confiera sentido a todos los productos que pasan por ella. En Abisal Studio, somos muy escépticos al incorporar nuevas personas al equipo. No es que busquemos un perfil específico ni que estemos inmersos en un sectarismo; se trata más bien de asegurarnos de que entienden y se alinean con la esencia de nuestra marca. Aspiramos a que los productos que emergen de nuestro estudio, aunque no siempre lo logramos, sean reconocibles. Queremos que los clientes nos busquen porque aprecian nuestra manera de abordar un problema y de presentar un concepto.
Ahora bien, la inteligencia artificial nos ofrece un abanico amplio de posibilidades para expandir nuestro reservorio creativo. Sin embargo, al igual que con cualquier otro trabajador, somos reticentes a permitir que la IA se integre plenamente en nuestra línea de trabajo. Hay cientos de parámetros que hacen que un producto sea hermano de otro, y aunque no dudo de la capacidad de un algoritmo para encajar una estética dentro del estudio, creo firmemente que hay algo más allá: ese "alma" que dudo mucho que una máquina llegue a capturar algún día.
Por ello, cuando utilizamos IA para generar permutaciones de un dibujo a partir de un prompt, establecemos un límite: solo permitimos que la IA contribuya con un 20% al diseño final, manteniendo el peso del sketch original en un 80%. Esta restricción no es más que una forma de evitar abrir frentes innecesarios. Lo más importante es analizar si estas iteraciones siguen el camino adecuado, ya que a veces resulta tentador dejarse llevar por rutas inexploradas. Pero, ¿vas a renegar de todo ese proceso anterior al sketch en favor de una estética prometedora?
No pretendo decir que nuestra postura sea la más acertada; es simplemente la nuestra. Como mencioné antes, forma parte de Abisal Studio y es una de esas señas de identidad que componen el alma de este proyecto, por el cual esperamos ser seleccionados por nuestros clientes.